lunes, 18 de agosto de 2014

El ejemplo de Zaqueo

Hoy en día el cristianismo se ha vuelto más una moda que un estilo de vida apegado a las enseñanzas de Cristo y a su poder transformador en nuestras vidas, se dice fácil 'soy cristiano', en un lugar en donde eso no conlleva compromiso, y lejos de eso se utiliza esa frase como sinónimo de superioridad, y por su puesto no conlleva sacrificio ni auto-negación. Es común observar a personas que a pesar de llamarse a sí mismas 'cristianas', siguen llevando una vida mediocre y llena de codicia y malos deseos, simplemente no quieren aceptar que estar en Cristo es sinónimo de cambio y de deseo de ser cada vez más santo para su gloria.

Jesús visita a Zaqueo

Uno de los grandes males del hombre moderno, y que ha estado presente en todo tiempo, es la codicia. El dinero ha sido capaz de transformar al hombre más sencillo en un ser malévolo, capaz de matar incluso a los de su propia familia. Vemos toda clase de delitos, estafas, robos, etc. incluso entre naciones enteras, sin duda alguna esta es un área en donde se puede observar el trabajo que el Señor hace en los corazones de sus hijos.

El claro ejemplo lo vemos en Zaqueo:
 'Entonces Zaqueo,  puesto en pie,  dijo al Señor:  He aquí,  Señor,  la mitad de mis bienes doy a los pobres;  y si en algo he defraudado a alguno,  se lo devuelvo cuadruplicado. Jesús le dijo:  Hoy ha venido la salvación a esta casa;  por cuanto él también es hijo de Abraham. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.' (Lucas 19:8-10)
Cuán difícil es ver en estos tiempos a una persona renunciando a su fortuna mal habida, dando a los pobres y devolviendo hasta 4 veces lo que ha robado (o ganado de forma ilegitima), ahora es más fácil ver a estas personas dar lo que les sobra para obras benéficas solamente para apagar su conciencia, sin duda estas personas ignorarán voluntariamente que tienen que dejar su idolatría con el dinero, y que su dinero procede de engaños ,estafas y robos, estarán tratando de alguna manera de justificar el porqué guardan con tanto celo su fortuna mal habida.

Déjame decirte que si no eres capaz de devolver lo que le quitaste a otros, y estás continuamente justificándote en tu pecado, no eres un hijo de Dios, necesitas con urgencia arrepentirte y creer en el evangelio, si no, tu vida va en dirección de una condenación segura. Ojalá estas palabras tan duras, sean más duras que un corazón de piedra y puedan penetrar profundamente en tu corazón para que veas tu necesidad del Salvador.