Cuando nos encontramos frente a una situación difícil, cuando necesitamos que las cosas a nuestro alrededor mejoren, muchas veces agotamos todos nuestros recursos físicos, nuestras energías y nuestras esperanzas, y es ahí cuando miramos al cielo y decimos "Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra" (Salmos 121:1-2). Muchas veces acudimos a Dios cuando se han acabado todos nuestros recursos, cuando nuestras fuerzas han fallado y nuestros amigos se han ausentado de nuestras vidas, entonces nos acordamos que tenemos un Dios todopoderoso que esta siempre dispuesto a escucharnos aunque nosotros le fallemos y aunque lo dejemos como ultima opción.
Pero hay ocasiones en las cuales invocamos al Señor y no vemos su respuesta (al menos no la vemos como esperamos verla), muchas veces queremos que Dios conteste nuestras peticiones de manera que nosotros podamos ver un cambio físico en nuestros problemas, queremos ver que las circunstancias a nuestro alrededor cambien a nuestro favor, pero muchas veces esto no sucede, muchas veces cuanto más oramos las situaciones se ponen más difíciles, y nos desesperamos y angustiamos, pero Dios sigue estando ahí con nosotros aunque no veamos que las cosas se muevan a nuestro favor.
Es en esos momentos en los cuales la fe debe crecer, es en esos momentos en donde Dios quiere que renunciemos a nuestra independencia de él, Dios quiere que seamos totalmente dependientes de él y por eso muchas veces permite que una situación nos presione, para que nos demos cuenta que solamente en él podemos vivir confiados. En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él (Ecl 7:14). Las aflicciones del mundo siempre estarán a la orden del día, el Señor solo nos pide que confiemos en su palabra, en sus promesas "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo"(Juan 16:33 ). Pero en nuestra condición humana es muy difícil mantenernos en pie cuando no vemos la respuesta que pedimos, recibimos palabras de consuelo y de aliento, pero simplemente no las entendemos porque no queremos eso, nosotros queremos que Dios se mueva y actúe según lo que nosotros estamos necesitando, pero Dios sabe que nuestra verdadera necesidad es confiar en él a pesar de las circunstancias.
Hermano amado Dios tiene el control de todo, aun esa situación que estás pasando y te hace sufrir Dios la permite para que tú te vuelvas a él y sigas confiando cada día más en sus promesas y su palabra, nosotros vivimos en un mundo lleno de inseguridad, en un mundo que no puede asegurarte que todo estará bien, en un mundo que no conoce su porvenir, y por lo tanto nuestra vida no puede depender de ese mundo, nuestra única seguridad esta en Cristo quien murió para resolver nuestro problema más grande que se llama pecado, el problema que nos tenia apartados de Dios, la mayor catástrofe en la vida humana, y si él resolvió nuestro mayor problema entonces ¿por qué no seguir confiando en que él tiene nuestra vida en sus manos?.
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