Es muy común que en nuestro diario vivir nos enfrentemos a diversos problemas en nuestras relaciones interpersonales, son diferencias de opinión y de carácter que se manifiestan mayormente en nuestros matrimonios, noviazgo, relaciones familiares o de amistad. Estos problemas son causados por nuestra naturaleza de pecado, y la mayoría de veces por nuestro egoísmo. Somos capaces de gritar, ofender, golpear, presionar, manipular,etc. porque muchas veces queremos imponer nuestras ideas y/o caprichos y quizá la persona con la que discutimos, también. ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?
La gente que está sin Cristo se ha dado cuenta de esta problemática y algunos incluso buscan ayuda, y de alguna manera hay algunos pocos que aparentemente logran vivir vidas "estables", pero la verdad de las cosas es que el pecado y el egoísmo del hombre sigue ardiendo dentro de sus corazones y algún día saldrá a la luz.Las ofensas que le han hecho a sus cónyuges, amigos, compañeros o personas en general muchas veces han sido aclaradas y perdonadas, y es así como el hombre sin Cristo ve solucionado su problema.
Dentro de la iglesia se da el caso que los hombres constantemente están fallando el uno contra el otro, muchas veces lo hemos vivido.Nos hemos enojado, hemos ofendido, nos hemos peleado con algún hermano, o con alguna persona, nos consideramos parte del cuerpo de Cristo, pero la verdad es que nos enojamos y muchas veces también somos egoístas.
Pero el problema no es ese, el verdadero problema es que nos comportamos muchas veces como los incrédulos, pensamos que únicamente hemos ofendido a un ser humano, pero se nos olvida que nuestra conducta ofende a Dios, y que antes que todo es un pecado directo contra el Señor el cual habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan (Hch 17:30);Dios no tomara por inocente al culpable Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.(1 Juan 1:9);El problema es que muchas veces le pedimos perdón a nuestra esposa, nuestros padres, nuestros amigos , etc, pero pensamos que como ya la gente nos perdonó, entonces Dios también lo hizo pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios (Rom 2:5).
Hermanos es importante estar a cuentas con los hombres, pero es más importante estar a cuentas con Dios, si el Espíritu Santo vive en nosotros él nos convence de pecado (Juan 16:8), pero si vivimos en impenitencia (falta de arrepentimiento) frente al Señor, ofendiéndonos y arreglándonos con los hombres pero alejados de la gracia , el perdón y la misericordia de Dios debemos de temblar no sea que cuando lleguemos al trono de Dios el nos declare: culpables.
Venid luego, dice Yahweh, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. (Isaias 1:18)
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