lunes, 19 de diciembre de 2011

Sin la verdad no existen los valores universales

El tema de hoy está relacionado no solamente con la sociedad sino también con la iglesia. No cabe duda que estamos viviendo tiempos de confusión, relativismo, desconfianza y desorden a nivel global, y esto está afectando seriamente a la raza humana de una manera nunca antes vista. Uno de los problemas que surgen en las mentes y corazones humanos es el de negar la realidad, pero no de una forma literal sino más bien mediante un valor ficticio creado a partir de la necesidad de estabilidad emocional dentro de cada individuo, esto particularmente es una característica de la postmodernidad a la cual le podemos denominar "el auge del sentimiento", el escritor, biólogo y pastor bautista Antonio Cruz dice acerca de esta problemática:
Si la modernidad  se caracterizó por su reverencia ante la poderosa razón, la postmodernidad gritará todo lo contrario. ¡Muera la razón, viva el sentimiento! El individuo contemporáneo, harto de escuchar las historicas "batallitas" racionales de sus antecesores; se ha convertido en un sentimental que valora las emociones personales por encima de la razón.(Cruz, 1996, p.57)
Esta problemática se constituye en un engaño producido por el desconocimiento de lo que es en esencia cada valor. Podemos tomar como ejemplo la unidad. La unidad se vuelve más importante que la verdad, es normal ver como ahora en familias, iglesias y sociedades se trata de estar unido aun cuando esto suponga aceptar comportamientos o formas de pensar que pueden ser perjudiciales para nosotros. Muchas veces me he quedado asombrado al observar cómo la gente constantemente trata de mantener una unidad a expensas de lo correcto, lo justo y lo bueno.Lo mismo pasa con el resto de valores, por ejemplo, hoy se habla de amor pero el concepto que se tiene de amor es uno que no mira la realidad de las situaciones y es puramente un sentimiento afectivo que no lleva reprensión ni dolor, el cual prefiere el bienestar físico y sentimental en lugar de la confrontación y la corrección tan necesarias para el crecimiento del individuo. 


La esencia de cada valor.


La Biblia nos afirma que la esencia de cada cosa que hagamos debe estar basada en la verdad pues Dios es la verdad (Jn 3.21; Jn 14:6),Cristo también cuando ora pronuncia las palabras: "Santifícalos en tu verdad;  tu palabra es verdad." (Juan 17:17) y en cada frase de Cristo podemos observar como él toma la verdad como fuente de todo valor y enseñanza. Por lo tanto cuando se habla de valores y frutos del Espíritu se debe tomar como fundamento la palabra de Dios la cual es verdadera. Habiendo entendido esto podemos llegar a la conclusión que cada valor que contradice un principio en la Escritura o es contrario a la voluntad de Dios es falso, no solamente porque su definición no concuerda con la Escritura sino también porque no hay modo de poder definir lo que un valor es únicamente basado en nuestras experiencias subjetivas.


La problemática dentro de la iglesia.


No es ninguna sorpresa ver de qué forma esto está afectando a la iglesia, podemos tomar como ejemplo el ecumenismo . El ecumenismo propone una "unidad" y "tolerancia" basada en el "amor", esto es algo que podemos observar en diferentes sectores evangélicos, lamentablemente hay personas como Joel Osteen, Marcos Witt, Dante Gebel, Robert Schuller, Billy Graham, etc. Que tienen poder en los medios y que han influenciado a la gran mayoría de cristianos en el continente americano y que abogan por este ecumenismo. Pero ¿realmente puede haber unidad, tolerancia y amor en donde está la mentira? De ninguna manera, uno no puede unirse a la mentira, ni ser tolerante con ella y mucho menos amarla, esto es inaceptable  pues Satanás es el padre de la mentira (Juan 8:44). Entonces hemos identificado uno de los más grandes problemas de la iglesia post-moderna, la iglesia post-moderna se ha inventado sus propios conceptos morales y se ha encargado de imponérselos a sus adeptos.

Los ejemplos que he citado a lo largo de este ensayo no son los únicos, de hecho la gran mayoría de conceptos que se utilizan en nuestras sociedades no tienen un fundamento en la verdad, ergo, no son reales, a menos que se compruebe que se corresponden con la verdad (la palabra de Dios). Pero como ni el mundo ni el creyente común están interesados en saber que es lo que Dios dice acerca de nuestra realidad pues entonces seguimos manejando el barco a nuestro modo y por eso vemos un mundo lleno de incoherencias, injusticia, engaño e irracionalidad. Debemos de darle la espalda a la mentira y darnos cuenta que unicamente enfocándonos en la verdad podremos entender cual es el verdadero significado detrás de las acciones morales que tenemos.

Bendiciones, -Guayo.



Referencias:
1. Cruz, Antonio. Postmodernidad. Terrassa: Clie, 1996

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