lunes, 28 de febrero de 2011

Los 5 lenguajes del amor - II

Tiempo de calidad 

Cuando hablamos de tiempo de calidad, hablamos de dar a alguien tu atención exclusiva. No se trata de sentarse en la tele juntos sino de que con la tele apagada, mirándose el uno al otro a los ojos se comparta una atención centrada en el otro. Significa ir a dar un paseo juntos, hacer cosas juntos pero con la atención dirigida plenamente el uno al otro. A veces en un restaurante puedes ver la diferencia entre unos novios y un matrimonio.
Los novios se miran a la cara, el matrimonio mira alrededor. Parece que el matrimonio va al restaurante a comer y no a estar juntos. Cuando damos nuestra atención en exclusiva estamos dando nuestro tiempo, estamos compartiendo y dando nuestra vida. Eso es una expresión de amor.  En el tiempo de calidad, lo que estamos forjando es una intimidad.

Una intimidad que no tiene que ver con lo cerca que estemos físicamente 
uno del otro. Tampoco quiere decir sexo. Estamos hablando de enfocar 
nuestra atención el uno en el otro. Hablamos de unanimidad un aspecto 
central de este tiempo de calidad. Si un padre rueda una pelota jugando con 
su hijo de dos años, su atención no está en la pelota sino en el niño. Si 
además de rodar la pelota está hablando con un cliente por el móvil, aunque 
esté cerca de su hijo físicamente, no podemos hablar de unanimidad. 
 Cuando hablamos de enfocar la atención en el otro no estamos 
hablando de mirarnos a los ojos sin nada que decir o hacer. Hablamos de 
hacer cosas juntos, donde lo que hacemos no es lo importante sino que lo 
central es que estamos juntos en la actividad. Podemos jugar tenis con 
nuestra pareja, subir a un monte. Entonces no importa quién gana, ni 
importa la altitud del monte que estamos subiendo. Lo que importa es lo 
que sucede en el plano emocional, estamos haciendo algo juntos.  


Algunas variantes de esta forma de expresión de amor.




  •  La conversación de calidad 



es una forma importante de pasar tiempo 
juntos de calidad. Hablamos de compartir experiencias, sentimientos, 
pensamientos, opiniones, deseos.  Esto no es lo mismo que lo que 
hablabamos en el primer lenguaje de amor “palabras de ánimo.” Entonces 
hablábamos de lo que decimos. Ahora quizás nos referimos más a cómo 
escuchamos. Si amo a mi pareja, a mi hijo, necesito escucharle sin 
demandar que diga lo que yo pienso. Puedo opinar, puedo preguntar, pero 
sobre todo con respeto y sincera atención. Tristemente la conversación se 
puede volver en una competición de ideas. Esto no debe ser así, debemos 
construir un respeto mutuo que nos dé libertad para expresarnos.  


 ILUSTRACIÓN - Nuestro libro en cuestión habla de un marido que 
oía a su mujer de sus problemas en el trabajo. El, hombre de resolución, le 
decía, “debes hacer frente a tus problemas, hablar con tus superiores y 
confrontar el asunto.” Al día siguiente, ella volvía a expresar su desagrado 
en el trabajo. El preguntaba, “has hecho lo que te dije.” Ella bajaba la 
cabeza y la respuesta en silencio era que no. Al final, él exasperado le dijo, 
“pues no me vuelvas a hablar de ello, si no vas a hacer nada para 
solucionarlo no quiero oir más quejas.” Ella se retrajo de la relación hasta 
llegar a un punto de separación. El problema es que necesitamos ver que el 
matrimonio no es cuestión de ganar un argumento, de convencer al otro. A 
veces escuchar solamente puede hacer mucho. Quizás aún no vamos a estar de acuerdo, pero no por ello vamos a separarnos. La separación no es por diferencia de opiniones sino por ausencia de amor.  El matrimonio no es un proyecto que hemos de  llevar al éxito como una empresa. Es una relación.  Aquí hay algunas sugerencias para la calidad de nuestras 
conversaciones. 


1. Mantén un contacto visual con tu pareja cuando te está hablando. 
2. No hagas otra cosa mientras escuchas, si es que quieres que eso sea una conversación de calidad. 
3. Más allá de las palabras trata de comprender el corazón del que 
habla. 
4. Observa el lenguaje corporal. 
5. No interrumpas cuando el otro está hablando


Para una buena conversación quizás también hemos de aprender a 
hablar. A veces no sabemos expresarnos de corazón. Hemos atrofiado la 
capacidad de expresar nuestros sentimientos y opiniones. Hay quienes en 
su crecimiento nunca se dio lugar para que expresaran sus sentimientos. 
Para tener una relación de intimidad hemos de conocer nuestros 
sentimientos, poder expresarlos, y poder entender los del otro. 
 En cuanto a la expresión, también tenemos la influencia de nuestras 
diferentes personalidades. Hay quien recibe muchas experiencias en el día 
pero es feliz sin contarlas. Estas personas podrían ir en un viaje de 
Pamplona a  Sevilla, hablar muy poco, y ser felices con ello. En el otro 
extremo hay quienes todo lo que entra por el  oído o la vista tiene una 
expresión por la boca. 
 A menudo estos dos extremos se encuentran y se casan. Todo es 
estupendo, un gran comunicador con una buena oyente, o viceversa. Pero al cabo de 5 años de matrimonio el comunicador se levanta una mañana y 
dice, “bueno, realmente no le conozco.” El buen oyente, por otra parte dice, 
bueno, querría tener un descanso o que por una vez fuese escuchado. 
En estos casos debemos aprender nuevas formas de comportamiento. 
Nuestra personalidad realmente nos influencia, pero es sencillamente 
“cómodo” decir que nos controla. Sería positivo al menos intercambiar 
tres cosas al día el uno al otro. Y uno tendrá que aprender a escuchar y el 
otro a expresarse. Esto puede fraguar un buen comienzo de expresión 
mutua. 


  •  planeando actividades juntos

Cuando uno de la pareja expresa su insatisfacción porque ya no se 
hacen cosas juntos, normalmente es un claro indicativo de que su necesidad
es de tiempo de calidad. La actividad en un sentido es indiferente, la
dictará el deseo de quien tiene la necesidad. Como ejemplo podemos tomar 

la de una pareja en que ella ha nacido en un hogar aficionado a la música 
clásica y él a la pop. Cuando se casen puede ser una buena expresión de 
amor el ir a un concierto. Con ello, no solamente estará expresando su 
afecto sino que constituirá un banco de recuerdos de donde se podrá surtir 
enb los años venideros. “Te acuerdass cuando..?” 
 Hay actividades como plantar flores, lavar el coche, ir al monte, etc.

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